¿Por qué no podemos decir que no?

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Es difícil de explicar cuando no se es un profesional dedicado al tema de la conducta humana, pues el ser humano, a diferencia de los animales, no siempre toma decisiones que significan el bien superior para cada uno. En la toma de decisiones de un animal, los factores que influyen generalmente tienen que ver con la supervivencia y se basan mayormente en la evidencia disponible en el momento de tomar la decisión, y aunque a veces la decisión sea equivocada siempre será tomada con la expectativa de no morir en el intento.

Por el contrario los seres humanos deciden basados en factores totalmente diferentes que condicionados por el resultado que esta decisión pueda traer, por lo general en beneficio propio y con la expectativa de recibir algún tipo de placer. Estos placeres no siempre serán físicos, sino más bien psicológicos, por ejemplo, el placer de que otros te envidien, te quieran o te acepten. Es por eso que a veces aunque no tengamos dinero nos endeudamos para tener unas vacaciones soñadas y poder presumir de ellas, o hacemos cosas que moral o socialmente no son correctas para lograr la aceptación de nuestros pares.

Pero también están las cosas que hacemos por placer físico y que a veces pueden ser dañinas o riesgosas para uno mismo, como beber más de la cuenta, comer en exceso, drogarse o ser promiscuos. Estas decisiones quizás no le hacen daño a nadie, pues tienen que ver con la propia percepción de lo que es bueno o malo. Si uno está a dieta y no puede resistirse a comer un chocolate más (o cinco o siete) lo que provoca es que luego de recibir el placer viene la culpa o el arrepentimiento. Y aquí viene la pregunta: ¿por qué a veces no podemos decir que no?

Algunas de las alternativas tienen que ver con lo que nos provoca el decirle si a ciertas decisiones. A veces el resultado puede ser inofensivo, pero otras nos coloca en una posición desde la cual nos mentimos a nosotros mismos. Un niño que no puede decir no al ofrecimiento de cigarrillos por temor a no encajar con sus pares, aunque quizás no le guste fumar corre el riesgo de volverse adicto a la nicotina, o la persona que no puede decir que no a ofrecimientos de (o a buscar) sexo casual, puede causar una pérdida de confianza desde una potencial pareja seria a futuro. Estas consecuencias, unas más serias que otras, son las que nos provocan el sentimiento de culpa que nos hace cuestionar el no poder decir que no.

Pero también están las personas que por un tema de personalidad o actitud no pueden decir que no, ya que esto les provoca temor a ‘no ser aceptados o a ser juzgados socialmente’. Aquellos que no pueden decir que no a un favor, a hacer horas extra en el trabajo, o simplemente a completar una actividad que no quieren hacer.

Esta incapacidad de decir no puede provocar que alguien se comprometa a hacer algo y luego termine no haciéndolo, causando más decepción que de haber dicho ‘no’ desde un comienzo, o también puede causar que aquello a lo que se comprometió a hacer, sea hecho de mala gana teniendo como resultado un producto mal hecho, volviendo nuevamente a la situación de la decepción mayor. En estos casos es importante buscar ayuda profesional para poder entender y aplicar la idea de que las personas que te rodean lo hacen porque ‘quieren’ hacerlo, no porque de hacerlo pueden conseguir cosas de ti. Y si al decirle no a alguien el resultado es que ese alguien se aleja, quiere decir que siempre estuvo cerca por interés, y por ende, no vale la pena.

Así que ya sabes… si no quieres hacerlo no tengas miedo a decir que NO
y NO OLVIDES ESCUCHAR EL PODCAST DE ESTA SEMANA!! (a no ser que no quieras)